El miedo es la sensación de angustia provocada por la presencia de un peligro real o imaginario.
Conque imaginario, ¿eh?
Nuestra mente tiene dos tipos de “memoria”: La intrínseca (emocional) y la extrínseca (consciente).
La intrínseca es lo que se quedó grabado en tu mente sin saber por qué; por ejemplo no recuerdas cuando a los 3 años te rompiste la pierna y estuviste hospitalizada, sin embargo si hueles cloroformo (parte de los elementos de la anestesia) inmediatamente te sentirás incómoda sin tener claridad de su origen.
Si cuando eras peque querías aprender a andar en bici pero no lo hacías por alguna razón desconocida, puede que te hayan transmitido el temor sin saberlo. Incluso desde el vientre materno.
Lo interesante es que sepas o no la razón de tu recelo para aprender a pedalear, la mente humana tiene la capacidad de transformar su sistema de creencias.
Fuimos diseñados para superar la adversidad, de hecho está en tus genes. ¿Cuántas veces dudaste de lograr algo pero finalmente lo hiciste? Seguramente fue todo un reto pero la satisfacción se queda grabada por siempre. Incluso tus victorias te impulsan a seguir avanzando.
Hay que enseñarle a la mente poco a poco, por ello también de a poco súbete a la bici, preferentemente acompañada para que te sientas tranquila.
Te aseguro que si das el primer pedaleo pensando en nada más que mover las piernas, sin darte cuenta ya habrás recorrido varios metros y la sonrisa llegará inmediatamente.
Intenta una vuelta lentamente, luego un poco más rápido y un día vendrás a nuestras tiendas a contarnos lo maravilloso de sentir el viento en tu rostro.